Colombia: la búsqueda de personas desaparecidas reflotó el horror de las “casas de pique”


Se trata de dependencias ubicadas en la ciudad de Buenaventura, denunciadas por organismos defensores de los derechos humanos como centros clandestinos donde grupos irregulares ejecutaban y arrojaban al mar a sus víctimas.
En medio de la represión policial y militar que ya dejó alrededor de 60 muertos y un millar de heridos en la actual crisis colombiana, el fantasma de una de las realidades más tenebrosas del conflicto armado interno, las llamadas “casas de pique”, donde investigaciones judiciales estiman que fueron desaparecidas unas 900 personas en los últimos 20 años, volvió a instalarse en el centro de las denuncias.
En las llamadas “casas de pique” se asesinaban personas y se arrojaban sus restos al mar para ser devorados por los peces
Esas dependencias ubicadas en el principal puerto del país, sobre las aguas del Pacífico, en la ciudad de Buenaventura, fueron denunciadas por organismos defensores de los derechos humanos y hasta por el fallecido obispo Héctor Epalza Quintero como centros clandestinos en los que diversos grupos irregulares masacraban a sus víctimas y arrojaban sus restos al mar, como alimento de los peces.
Un informe oficial sobre la crisis actual publicado por la revista Semana dice que aún hay 129 personas desaparecidas en todo el país después de decenas de refriegas y razzias policiales en barriadas pobres en el marco de las protestas, y el fantasma de las ”casas de pique” reapareció públicamente.
Sin embargo, Alberto Yepes, de la Coordinadora de Derechos Humanos, y Julio César Hincapie Betancourth, del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes del Estado (Movice), dijeron a Télam que no tienen informaciones que confirmen que las desapariciones actuales tengan relación con esos centros del horror.
Las “casas de pique” fueron denunciadas en 2012 por monseñor Epalza. “Ya sobrepasa los límites de la cordura de descuartizar con motosierras. Eso muestra la falta de humanidad entre estos grupos”, afirmó el religioso a la cadena Caracol.
De acuerdo con esa denuncia, que se sumó a otras formuladas por organismos de Derechos Humanos en aquellos antros se desmembraba vivas a las personas y luego de arrojaban sus restos al mar.